Resumen
El artículo busca explicitar la relación entre la acción profesional, la profesionalización y las competencias. Las profesiones, desde el inicio de la sociedad moderna, han intentado regular la vida social a través del mundo laboral. En este sentido, el nexo entre conocimiento y poder está a la base del reconocimiento social de cualquier profesión. El mundo de las competencias no puede estar desraizado de una discusión amplia del mundo profesional, ni de un análisis de la acción profesional. Las competencias, como se usan en la bibliografía actual, son parte de un concepto nuevo aplicado al análisis de los recursos humanos en las empresas, al análisis de las profesiones y de las organizaciones sociales. En la tradición francesa, el concepto de competencia, refiere a cuatro ámbitos: (i) al sujeto histórico que aprende o ejerce la competencia, (ii) a la relación entre empleadores y asalariados, (iii) a la reivindicación del oficio en la competencia y (iv) al aspecto ético. Este análisis permite explicitar temas que deben profundizarse desde el mundo profesional. La categoría de competencias pone en el centro de la discusión el ejercicio del oficio. Las competencias nos reenvían a una concepción de la acción humana y profesional, en la cual el sujeto es un actuante y actor de su mundo profesional. La acción profesional tiene una intencionalidad o un fin a alcanzar, un ethos profesional. El fin del Trabajo Social, debe ser el posicionamiento ético sobre aquello que conviene hacer cuando se pretende ayudar a las personas en dificultad.