Resumen
En esta revisión apostamos por proyectar la idea de Olga Lucía Vélez (2003) en su libro Reconfigurando el Trabajo Social: desarrollamos reflexiones que aportan a visualizar las características de una lectura comprensiva, renovada y holística del Trabajo Social, para su consolidación disciplinar, desde una perspectiva compleja, crítica y constructivista; integramos indagaciones desarrolladas en el marco del grupo de investigación Construcción Disciplinar en Trabajo Social3, en la Universidad de La Salle en Bogotá, Colombia. Presentamos aportes sobre reconfiguración ética, epistemológica y metodológica del Trabajo Social: Vélez (2003, 7-19) propone pensarlo convergente y prospectivamente desde afuera y desde adentro; afianzar los valores y principios desde los que se direcciona la acción profesional; aportar a comprender y abordar problemas fundamentales de las sociedades contemporáneas, con disposición de reflexionar sobre nosotros mismos, los desafíos, opciones y posibilidades que aspectos duros y complejos de la realidad sugieren (dimensión ética). Reorganizar el saber específico, promover conocimientos abiertos, pertinentes, relevantes y significativos con rigor y espíritu crítico (nuevos mapas cognitivos –dimensión epistemológica-), en los cuales podemos albergar el error y la ilusión. Visualizar estratégicamente su eficacia, eficiencia y competitividad, considerar el despliegue de dispositivos de actuación (dimensión metodológica) en que conjuguemos lo global con lo particular. En Trabajo social en América Latina, posterior a la reconceptualización, fruto de polarizaciones de los discursos y prácticas sobre la profesión, disciplina y formación profesional, contextos de dictaduras; eclosión de las ciencias sociales, instauración del modelo neoliberal, se ha avanzado en reflexionar propositivamente sobre la Intervención Profesional. Los contextos local, nacional, regional y global, demandan hoy resignificar el Trabajo Social; reconstruir permanentemente el ejercicio, a partir de la reflexión ético-política y teórico-metodológica, que permita intervenciones fundamentadas, en que conjuguemos la reflexión, la acción y la transformación, para incidir de manera estratégica y pertinente en la complejidad de las manifestaciones de la cuestión social, que presenta altos niveles de pobreza, marginalidad, flexibilidad laboral, desplazamiento, inmigración, interculturalidad, desigualdades, inequidades, deslegitimación de las instituciones y exclusión de minorías étnicas u orientaciones políticas, religiosas y sexuales, entre muchos otros aspectos propios de la compleja realidad social” (Universidad de Antioquia, 2008). Gustavo Parra (2005, 89) propone asumir el Trabajo Social como un proyecto profesional con tres dimensiones: “ético-política, teórico-metodológica, operativo-instrumental... inherentes e indisolubles, articuladas entre sí, separadas únicamente para fines analíticos”. La complejidad de lo social y de la intervención social, implica comprenderlas relacional y holísticamente, en sus múltiples pliegues. En esta revisión hacemos énfasis en tres dimensiones que hoy cobran vital importancia para la proyección profesional: aportamos argumentos para una reconfiguración ética, epistemológica y metodológica, en la perspectiva de responder a los cambios y paradojas contextuales. Esto no implica desconocer la importancia de otras dimensiones como la ideológica, contextual, estética, también necesarias en la comprensión y consolidación compleja del Trabajo Social.