Resumen
El desarrollo humano –como cualquier otra condición o manifestación de las especie humana– se espacializa en el territorio, y de esta manera se constituye el hábitat humano. Ante los problemas del mundo, igualmente espacializados –tal como se reflejan en el planeta– los retos se hacen más complejos, extensos y profundos. De ahí que un fundamento ético, que recupere la esencia de la relación del hombre con la naturaleza y de éste con sus semejantes, será fundamental para el logro de los objetivos trazados. Es decir, la planeación del desarrollo y, asimismo, la planeación del territorio deben pasar por una ética ecológica y antropológica.