Resumen
Este artículo hace una reflexión sobre lo frágil que es el patrimonio inmueble. Seis inmuebles de interés cultural son escogidos como población útil y un caso muestra: la casa en predios de Carlos Joaquín Urisarri, un habitante de la Colonia en el centro histórico de Bogotá, una construcción simple en adobe que pertenece al Ministerio de Cultura y el Instituto Caro y Cuervo, que se encontraba en ruinas, debido a la lógica en las políticas de las entidades que tienen a cargo velar por la preservación del patrimonio. Esto ha hecho que su uso esté patinando en el tiempo. Tres estamentos tienen como propósito contribuir con una buena formulación, ejecución y seguimiento en proyectos a realizarse en el centro histórico de Bogotá, pero generan procesos para realizar un trámite con firmas y sellos con una duración de entre uno y tres años. Mientras tanto, esta construcción —como otras en la ciudad y en el país— está en espera o entra en ruina y tiene que reiniciar de nuevo los procesos porque no supera uno de los pasos, no consigue los recursos o ha tenido que devolver el dinero por no ejecutarlo a tiempo. Afortunadamente, se han tomado medidas correctivas y se iniciará su proyecto de restablecimiento.