La actual sociedad, dependiente de los combustibles fósiles como fuentes de energía, debe hacer el tránsito hacia energías limpias y, en especial, debe buscar garantizar un manejo adecuado de los residuos de la producción y el consumo, pues el manejo inadecuado de dichos aspectos la están llevando a colapsar. En esto surgen dos interpretaciones, en primer lugar, la sostenibilidad débil, planteamiento neoclásico que aspira a que las innovaciones se conviertan en la solución a los graves deterioros que el modelo de desarrollo ha generado en los ecosistemas; en segundo lugar, la sustentabilidad fuerte, planteamiento desde la Economía Ecológica que muestra la imposibilidad de garantizar las vidas en sociedad sin un cambio dinámico en el modelo que conduzca a salvar los ecosistemas y a generar una gestión adecuada y óptima de las energías en los procesos productivos y de consumo, lo que permite un completo metabolismo social y territorial.