La degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad son problemas críticos en las zonas rurales. Las prácticas agrícolas intensivas y a gran escala, la deforestación y el uso excesivo de pesticidas y fertilizantes químicos han llevado a una disminución en la calidad del suelo y a la destrucción de hábitats naturales. Esto no solo afecta la productividad agrícola a largo plazo, sino que también reduce la capacidad de los ecosistemas de sostener la productividad ecológica, esencial para el equilibrio sociometabólico de las comunidades rurales. Por tanto, la ruralidad, vista desde la producción agrícola y su relación con los mercados, que regulan únicamente el valor económico, impide valorar y visibilizar el aumento de la entropía y los efectos negativos en la capacidad del sistema natural de sostener la productividad de los sistemas productivos rurales. Esto afecta la eficiencia en el manejo de la energía solar, su conversión a través de la fotosíntesis y las sucesivas transformaciones hasta el consumo final. En consecuencia, se desarrolla una reflexión sobre las ideas conectoras que evidencien el alcance metodológico del metabolismo social para valorar el segundo principio de la termodinámica, que impone limitaciones significativas en los sistemas productivos.