El objetivo de esta reflexión es explorar el termodesarrollo como un enfoque alternativo al desarrollo económico tradicional, destacando su relevancia para la economía campesina y su capacidad de enfrentar desafíos ambientales y socioeconómicos.
Se plantea como una crítica al modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico perpetuo, el cual es insostenible debido a los límites biofísicos del planeta y su contribución a la degradación ambiental y la desigualdad social. Se destaca la crítica de Georgescu-Roegen al desarrollo capitalista, basado en la segunda ley de la termodinámica, que implica una degradación entrópica irreversible de
los recursos. En consecuencia, el termodesarrollo prioriza la eficiencia energética y la conservación de los recursos naturales, promoviendo la autonomía y la capacidad de decisión de las comunidades rurales; al promover una agricultura orgánica, una economía campesina de baja entropía, ofrece una alternativa viable y necesaria que garantice la permanencia humana.
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