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El diagnóstico parasitológico de hemoparásitos en bovinos implica unos retos y procesos que incluyen la adecuada recolección de muestras en el campo, su posterior envío al laboratorio (donde se realizan diversos procesos) y la correcta interpretación diagnóstica para así lograr una apropiada intervención en el campo. El cuadro clínico típico de estas enfermedades solo ocurre en animales que tienen el primer contacto con el organismo; mientras que en regiones endémicas los animales generalmente desarrollan inmunidad coinfecciosa y se mantienen como portadores sanos (estabilidad enzoótica). También existe mayor susceptibilidad con el aumento en la edad de los animales. Los brotes de enfermedad en bovinos adultos ocurren generalmente por movilización de animales de zonas libres a zonas endémicas y por la ruptura de la condición de estabilidad enzoótica. El juicioso diagnóstico de hemoparasitismos en rumiantes requiere establecer la condición clínica de los animales y contrastarla con la parasitemia y el hematocrito. Se proponen protocolos para afrontar diversas situaciones de campo, basados en recolectar una muestra apropiada antes del tratamiento del animal con un fármaco eficaz y la posterior comprobación del efecto benéfico del tratamiento con una muestra, dos semanas más tarde. Se han detectado importantes deficiencias en el uso de materiales y anticoagulantes para el envío de muestras. La coloración de Giemsa es la recomendada para facilitar el diagnóstico. La estimación de porcentajes de parasitemias es imprescindible para la adecuada valoración de la condición epidemiológica enfrentada en campo y esto debe ir acompañado de la estimación hematológica.