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Oriundo de Vélez, Santander, tierra de músicos y folclor, Toto Vega confiesa sin ningún temor haber nacido sordo para la música y haberse decidido por la actuación en un mundo de bocadillos, a la temprana edad de ocho años. Todo comenzó en unos talleres de actuación que se dictaban en su pueblo, y de allí, a los doce años, pasó a formar parte del primer grupo de teatro en Vélez. Llegó a ser el director del grupo y, como parte de un proceso natural, terminó en Bogotá estudiando teatro con los grandes maestros del momento. Sus inquietudes por profundizar en su formación actoral lo impulsaron a viajar a países como Cuba.